Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://sachindhka760838.howeweb.com/39238253/análisis-del-cabezazo-de-zidane-en-la-final-de-2006